10 de diciembre.- Acto homenaje a los
soldados republicanos. Un día excelente. Llegamos a las 9,30 horas.
Como hay
mucho personal se hace el trabajo pronto y nos tomamos un café con las familias
del molino.
El sol ya da en el cementerio cuando se inicia el acto.
Se hacen
varias intervenciones y el minuto de silencio con la colocación de un ramo.
Este año el minuto de silencio con el sonido de la gaita se ha dedicado también
a Julio Giménez, miembro fundador del círculo republicano del Alto Gállego, que
ha fallecido esta semana.
Se pasa al otro cementerio y se termina la
explicación de los trabajos realizados este año y los previstos para el año siguiente.
Hay nuevas intervenciones y se canta la canción de soldado si, de Goytisolo.
Para terminar tomamos un aperitivo con mucha animación. Una jornada entrañable
acompañada por el buen tiempo y el acierto de retrasar el inicio a las 12 de la
mañana. Los gaiteros de Samianigo animan todo el acto.
Textos:
LAS PUERTAS SE
ABREN
Hace
8 décadas en España, la generación anterior intentaba consolidar una
Nación concebida en la libertad y basada en el principio de que todas las
personas son iguales.
El levantamiento golpista frenó este empeño y generó un enfrentamiento civil cargado de conductas de abuso de poder,
en lo que ya se reconoce como extermino premeditado de un sector de la
población, una vez terminada la guerra.
Estamos acompañando a soldados que
murieron en esa guerra. Queremos dignificar este sitio de descanso de aquellos
que murieron defendiendo los valores de la República.
Pero es necesario reconocer que lo que nosotros hacemos, aunque
importante, no es lo que dignifica este lugar. Son los que aquí yacen y su entrega
a la causa de defender la República quienes lo dignifican.
Nuestra generación, ahora sí, está
cumpliendo. Ya podemos levantar la cabeza, porque hemos conseguido romper el
silencio, y esta vez para siempre.
Ya se está contando la historia, y la
sociedad actual ya quiere saber y difundir lo ocurrido. Lo hemos conseguido.
Pero queda algo más. Bajo esta escultura, que simboliza la ausencia y la
presencia de los que aquí descansan, debemos entender que queda algo
pendiente, que el motivo por el que
murieron sigue siendo una tarea sin terminar. Es la gran tarea común
que tenemos ante nosotros, y debemos hacerla en Paz, extendiendo el
deseo de una Nación honesta, solidaria y justa, sin cargos representativos
heredados, sin privilegios por nacimiento
y sin espacio para la exclusión social.
Los muertos que aquí honramos dieron
sus vidas por esta causa y en estos días de homenaje, nos llenan de
convencimiento de que este País puede culminar lo que ellos empezaron: Una
república cargada de los valores que la caracterizan.
Esta es la proclama que queremos lanzar a
todos los vientos: Vuestra muerte no fue
en vano.
Seguimos trabajando por la
consecución de la III República.
Viva la III República
Día 3 de diciembre.- Vamos al Molino,
Roberto, José Ángel y Federico. Nos invita José Luis a un café y pasamos un
buen rato conversando con Carlos y Luis que se incorporan. Cuando levanta un
poco el sol salimos al campo a hacer trabajos de limpieza. La zona del molino
está limpia porque la han repasado ellos, Se arregla el acceso y se cambia el
cartel. Habrá que traer Plástico de protección porque se ha roto con el hielo.
En el otro lado, se pasa la desbrozadora y
se restilla. Se arregla el acceso y se deja todo preparado para el día 10 a las
12 horas que se hará el homenaje a los allí enterrados.
Día 15 de octubre. El Círculo republicano participa con el ayuntamiento de Caldearenas en una excursión donde José Ángel explicará los acontecimientos que ve vivieron en la batalla del Presín, donde murieron 3 soldanos del ejército de Franco, que aún están allí enterrados, y comentará el tratamiento informativo que se dio a este acontecimiento en su época.
El círculo republicano ha hecho una placa con los nombres de los tres soldados para colocarlo en el lugar que se supone están enterrados para incluirlo en el mapa de puntos de interés 1936, que se elabora con lo que se va descubriendo y que empezó a hacerse con el cementerio de soldados republicanos del Molino Escartín.
Se tienen previsto hacer una cata en Presín para verificar la posición de los enterramientos. Este trabajo lo harán arqueólogos y se intentará hacer lo mismo en el Molino Escartín para verificar los datos que sirvieron de orientación para poner los bloques que ubican cada tumba.
Día 30 de septiembre de 2016.- Participa José Ángel como ponente en el
VI
Encuentro Transfronterizo de Memoria Histórica Democrática.
Zaragoza, 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre de
2016.
En su intervención en la cena coloquio, explica las actividades de nuestro círculo republicano, siempre empeñado en trabajar para hacer justicia con el pasado pero también dando pasos hacia un futuro republicano. A este acto también asiste Federico como oyente.
21,30 horas. Cena-coloquio: ACCIONES
MEMORIALISTAS EN ARAGÓN. Hotel El Príncipe (Calle Santiago 12, junto plaza
del Pilar). 10´ turno. Modera: Antonio Peiró Arroyo (historiador).
Participan: D. Francisco Sánchez Gómez (Asociación Pozos de Caudé), D.
Antonio Moliner Larré (Círculo Republicano Manolín Abad de Huesca), D.
José Ángel Pérez Marcuello (Círculo Republicano del Alto Gallego) y D.
Miguel Ángel Capapé Garro (Asociación por la Recuperación e Investigación
Contra el Olvido).
Día 16 de abril, celebrando el 14 de abril. Día de la República en Ibort.
Salimos a las 8 de Sabiñánigo y llegamos a Ibort a las 8,30. Nos espera Ricardo para hacer de guía con César y José Ángel.
Nos dirigimos a ver una roca que tienen grabada " VIVA LA REPÚBLICA" . La localizó Ricardo cuidando a sus cabras.
Nos juntamos todos a comentar lo acontecido en ese zona en aquellos tiempos.
Vemos varios tramos con piedras que no entendemos su justificación.
Los paisajes son preciosos. Muy cerca, la pardina de Ayes y Rapún se ven entre los campos verdes.
Otra vista con el vertedero de Bailín al fondo.
El primer plato de la comida en Ibort, anterior al cabrito y a los postres. Todo exquisito por la buena maña de Det.
Terminamos la jornada con una proyección y una charla de José Ángel. La lluvia nos hace salir corriendo al terminar los actos, pero satisfechos por haber realizado una ruta más de las 23 que recorren toda nuestra Comarca. Cada año estamos más convencidos de que por su atractivo puede constituir una oferta turistica para los amantes del territorio. Fotografiamos los materiales recogidos en el trayecto y vuelven a dejarse en la zona.
Lamentamos que no se haya publicado el trabajo de un historiador local sobre la situación de nuestra comarca entre 1930 y 1940. Pediremos a la Comarca que considere su publicación ya que afecta al territorio y se hizo con ayudas de la propia Comarca.
DÍA 5-3-2016
Hoy sábado han estado en el
molino, Jara, Sadornil y Roberto. Hemos revisado la zona, hemos limpiado las ramas
que habían caído, cortado un arto que se había inclinado y obstaculizaba el
paso en la segunda zona. También hemos limpiado las escaleras de acceso y
saneado el entorno para que, caso de lluvia, el agua fluya con normalidad. El
acceso de grava para la segunda zona se conserva en perfecto estado. Hemos
reparado la valla eléctrica y vuelto a clavar uno de los soportes que había
sido arrancado por algún animal. También hemos trasplantado varios pinos
pequeños a la entrada de la primera zona, viendo que los que plantamos en su
día, se mantenían vivos.
Así que la zona ha quedado lista
para la realización del documental previsto para el día 8 de marzo.
Día 8-3-2016
Preparamos algunos materiales para poder atender al equipo que viene a hacer
un reportaje sobre las enfermeras que estuvieron en el hospital del Molino
Escartín. Acudimos a pesar de ser entre semana, vecinos de Aineto, Familiares
del Molino, y miembros del círculo Alto Gállego. Cubre la noticia Carlos
(NEOFATO) e Iñaqui (periodista vasco) que acompaña al Equipo de filmación. La
jornada la dinamizan 3 gaiteros que han podido venir, haciendo que se perciba una
sensación de lo que hacemos en los actos del 9 de diciembre, día
que hacemos el homenaje a los allí enterrados.
Sobre las 11 llegamos al Molino y tomamos un café y un aperitivo en la
Casa del Molino, siempre tan atentos con nosotros. Pasamos al campo 1 donde
está el monumento grande y allí se hacen tomas con Carlos Explicando lo que significa
el monumento y como se realizó.
Después entrevistan a varios miembros del círculo y al final se quedan solos
para hacer una filmación del cementerio 2 en un
ambiente de silencio.
Desde el Circulo republicano queremos agradecer a los asistentes su
presencia ya que ha enriquecido el reportaje, a los gaiteros su colaboración en
hacer el acto más agradable, a la familia porque su gran compromiso con la
verdad y a los periodistas, Carlos, Iñaqui y todo el equipo de Gales por
su interés en una parte de la historia de España que todavía nadie quiere dar
difusión. Esperando que sea un acto de justicia en la historia de un pueblo, al
reflejar una realidad que las nuevas generaciones tienen derecho a conocer.
Productora TV Galesa visita el Molino
Escartín.
UNIGRYW es el nombre
de la productora de TV galesa que visita en el día de hoy el Molino Escartín,
hospital militar en tiempos de la guerra española del 36.
Catrin Davies, la
productora, Aled Jenkins, el cámara, Dylan Iorwerth, el narrador,
e Iñaki Larrañaga, el traductor y coordinador.
Van
siguiendo la pista de Margaret Powell, mujer galesa, y su peripecia vital
como enfermera de guerra en estas tierras y en esa época. Y lo hacen, ademàs y
como valor añadido, utilizando en el rodaje su idioma natal, el galés.
Protagonistas también en distinta medida del documental, gentes del Círculo
Republicano del Alto Gállego, gentes del CRMAHU, gentes vecinas
llegadas desde el cercano Aineto y algún descendiente de los
habitantes del molino.
El fondo
musical lo ponen Los Gaiters de Samiánigo y redolada.
MARGARTET POWELL, ENFERMERA GALESA DE LA BRIGADA
INTERNACIONAL
Lily “Margaret”
Powell nació el 26 de marzo de 1913 en el seno de una familia de granjeros,
concretamente en la granja de Cym, Llangenny, en las montañas negras de Gales.
Se diplomó como enfermera en Londres (viviendo en
Southwark), se unió a un sindicato de enfermería, posiblemente a la Asociación
de enfermeras Thora Silverthorne, que más tarde se unió a NUPE.
Más tarde obtuvo el título de comadrona. Mientras hacía las
prácticas se ofreció como enfermera voluntaria en España como miembro de la
unidad médica británica organizada por el Comité Español de Ayuda Médica
(SMAC), que apoyó a la causa republicana durante la guerra civil española.
Sin embargo, asesorada por Leah Manning (SMAC) finalmente
terminó su formación en su país natal y posteriormente se trasladó a España, ya
a principios de 1937.
Se casó con un brigadista internacional llamado Sam Lessor,
que escribía en el periódico Daily Worker bajo el pseudónimo de Sam Russell. Lo conoció en
Barcelona mientras el estaba en un permiso del frente y ella se estaba
recuperando de una rotura en una pierna.
Margaret Powell fue la última enfermera de la Brigada
Internacional en abandonar España, en enero de 1939, perdiendo su pasaporte en
el caos de retirada a Francia junto a los
miles de refugiados que huían del fascismo franquista.
En la frontera fue arrestada por la policía francesa y fue
trasladada al campo de refugiados de Argeles-sur-Mer, en el que 70.000
refugiados vivían en unas durísimas condiciones, sin refugio alguno en las dunas de arena. Finalmente ella fue rescatada
por Richard Rees, de la organización humanitaria Quaker Relief.
Margaret Powell fue una de las más destacadas enfermeras que
llegó a España y fue después reconocida como Dama de la
Orden de Lealtad a la República Española “por sus valerosas acciones
como enfermera… por su fe, sacrificio y devoción a nuestros heridos y a las
víctimas de la guerra”.
Una placa descubierta el 6 de noviembre de 1986 por el
Alcalde del Ayuntamiento Southwark que
recuerda la labor de quienes lucharon o llevaron a cabo labores de atención
sanitaria en España con las Brigadas Internacionales incluye entre otros su
nombre: Bill Alexasnder; Constantine Augherinos; Harry Bourne, John Cunningham;
Dr. Len Crome, Margaret Powell (enfermera); Augherinos de Heracles; Paul
Dewhurst; Dougal Eggar, Harry Evans; Joe Fuhr; Dave Gibbons; Gerorge Hardy; Jim
Hoy; Jack L. Jones; Kenton de la Lou, John Riordan; Ted Smith.
Revista de enfermería británica,
abril 1938
“Después de pasar varios meses en un pequeño pueblo en el
frente de Aragón, al servicio de un centro quirúrjico de urgencia, la división
en la que nos integrábamos fue reconvertida en una unidad de choque” que se
movía de un lugar a otro y nosotros, como equipo médico nos movíamos con ella.
“Llegamos al final de nuestra travesía, una zona alta de los Pirineos, a medianoche y el resto de la noche estuvimos
oyendo los mulos y camiones que iban al frente, situado en algunos sitios a
menos de cuatro millas.
Muy pronto al día siguiente comenzamos a hacer nuestros
preparativos, seleccionamos como quirófano un cobertizo que había sido usado
como matadero (no había otra opción). Al
menos tenía la virtud de tener techo, aunque le faltaban algunas de las paredes.
Se colocaron mantas en su lugar, se blanquearon las paredes
restantes, se sacó el lodo del suelo y se limpió.
“Mientras este proceso se llevaba a cabo nosotros nos
sentamos en la cuneta sobre nuestros escasos colchones y recopilamos nuestros
pocos pero preciosos contenedores médicos especiales y mientras algunos hombres despejaron un
huerto de calabazas y levantaron dos tiendas de campaña bastante grandes,
limpiaron dos cobertizos y pusieron camas para los heridos sobre el desnivelado suelo de barro. Fue un
trabajo duro, pero al caer la noche todo estaba preparado. El quirófano estaba tan limpio como podía
estarlo, dotado con una mesa de operaciones, una pila de metal sacada de una ambulancia
para lavarse las manos a la que el agua llegaba a través de una manguera desde
un tanque situado fuera y que se llenaba a mano, una pequeña mesa cuadrada
con un cajón. ¡Ese útil cajón!, una caja de embalaje grande que
contenía todo- la ropa quirurgica y repuesto de contenedores (uno de cada uno)
con otros encima.
Una caja de madera conteniendo nuestro preciado jabón inglés
que sirve como soporte para los cuencos de esponja para el lavado de heridas, otra caja vieja con todos nuestros anestésicos y un taburete. Se pusieron clavos en las paredes
para colgar los delantales de goma, las capas de lluvia, etc. Las “salas”
fueron equipadas con un par de cajas que hacían de mesa, las camas estaban
hechas sólo con mantas porque no teníamos sábanas ni tampoco muchas almohadas.
Por la tarde y la noche escuchábamos el sonido de la batalla
y sabíamos que pronto dejaríamos la “inactividad”. Los heridos comenzaban a
llegar a las seis de la mañana, en un crudo contraste con la belleza de los
Pirineos y nosotros comenzábamos nuestro trabajo sin hacer otra cosa más que
vestirnos y lavarnos las manos.
Además de ser los responsables sanitarios de nuestra propia
división formada por unos 10.000
soldados, éramos responsables de atender a otros tres mil hombres porque su
división no tenía cirujano.
Todos los heridos, muchos de los cuales tuvieron que ser
bajados en mulas de las montañas, eran tratados primero en las unidades de
primeros auxilios para llegar después a nosotros. Ambulancia tras ambulancia
“seis abdominales y un par de cabezas-todos para operar”. En la siguiente, más abdominales, más cabezas y fracturas,
“todas para operar” y para todo esto, sólo un cirujano –español- que sigue y
sigue, hablando solo para preguntar qué
es lo siguiente y para consultar ansiosamente cómo está el último caso y cuánto
material estéril hay en stock y sobre todo para transmitir su aliento a los heridos aún después de una
jornada de 24 horas sin parar.
No teníamos electricidad y trabajábamos con velas y lámparas
de queroseno y cuando las lámparas incandescentes se rompían sólo con velas.
Imaginar, si podéis, un cirujano que
realiza una laparotomía, encontrando y suturando una herida en el hígado,
tratando 24 o más perforaciones intestinales, realizando una nefrectomía,
quitando un bazo, todo con velas. Mientras nosotras a tientas buscábamos
alrededor de la mesa de operaciones el instrumental, enhebrábamos agujas,
abríamos el hilo de suturar, todo ello
con una luz parpadeante.
El problema de la iluminación era aún más grave en las
“salas”. Hemos tenido que llegar a alumbrar con un mechero mientras se hacía
una transfusión de sangre. Una enfermera cuidaba de las salas, pero a menudo se
llenaban las dos tiendas y también nuestros dormitorios y las oficinas con
heridos que esperaban para ser evacuados u operados.
Por razones obvias nunca fue posible mejorar, nosotros no
teníamos suficiente ropa para el cirujano y mucho menos para nosotras mismas.
Las dos que trabajábamos en el quirófano nos encargábamos de todo. Cuidábamos
del cirujano, enhebrábamos las agujas, abríamos con fórceps las cápsulas de
hilo, lavábamos el instrumental, las toallas, etc. Preparábamos los contenedores
y los esterilizábamos en estufas de queroseno, en el interior si hacía viento y
fuera si estaba calmado. Sólo teníamos dos de cada, así que teníamos que esterilizarlos
constantemente. El plegado de las gasas era quizá nuestra mayor preocupación,
pero lo conseguíamos en raras ocasiones doblándolas nosotras mismas o
utilizando a otras personas con las manos limpias.
Durante los cortos y raros espacios de tiempo en los que no
estábamos operando, nosotras limpiábamos el instrumental y las agujas – debíamos mantenerlos esterilizados siempre en
alcohol- hirviendo agua en una estufa de queroseno lo que requería mucho
tiempo. Nosotras arreglábamos nuestros escasos guantes, algunos de ellos tenían
hasta 36 remiendos, había también ropa de quirófano para zurcir y delantales de
goma para parchear.
Intentábamos mantener a los heridos con problemas
abdominales severos al menos 48 horas, pero a menudo tenían que ser evacuados
debidamente anestesiados a un hospital situado
40 millas más abajo a través de una carretera que parecía una escalera
de caracol sin barandilla. Las condiciones en las que atendíamos a los enfermos
eran las mejores en las que podíamos hacerlo. Teniendo en cuenta el frío, el
tiempo de espera de las operaciones, la falta de personal competente para
cuidar de ellos, así como la falta de mantas, calentadores… los resultados
fueron muy buenos.
Se hicieron transfusiones de sangre siempre que fue posible,
pero no podíamos contar con un banco de sangre porque carecíamos de
refrigeradores que permitieran mantener almacenados los tubos de sangre, así
que siempre se utilizó el método directo. Hubo veces en los que no se pudo
encontrar donantes porque todos habían dado ya todo lo que podían.
Estuvimos, supongo que siempre, en peligro pero de alguna
manera cuando uno está rodeado siempre de peligro no piensa en él y en
cualquier caso tampoco teníamos tiempo para preocuparnos. Nuestro único temor
era no tener material para hacer nuestro trabajo. Había cosas que nos podían
suministrar los españoles, pero hay muchas necesidades que no pueden cubrir.
Dependemos para estas cosas de nuestra Comisión y hasta ahora no nos ha
fallado, pero la idea de que podamos quedarnos sin suministros por falta de
fondos es demasiado terrible para contemplarla.
No puedo decir con cuanta urgencia eran necesarias las
enfermeras. Cuando alguien ha tenido que ver hombres, jóvenes fuertes y valientes que no han podido recibir
una transfusión de sangre porque nadie ha tenido tiempo para hacerla o recibir
un tratamiento que en muchos casos hubiese marcado la diferencia, es dificil
ser racional sobre el tema.
Nosotros hacemos todo lo que es humanamente posible,
más en realidad de lo que pensaba que sería posible, pero se podría hacer mucho
más si nosotros fuésemos más. Si Vd. Pudiese conocer a los
españoles como yo he llegado a conocerlos, se encontraría con gente valiente y
amable luchando no porque les guste derramar sangre, como mucha gente quiere
hacerle creer, sino que la derraman porque DEBEN luchar para salvar sus casas y
por el derecho a vivir tranquila y decentemente. Sienten y de hecho saben que
una victoria de las fuerzas fascistas significaría la tiranía y la opresión
para ellos y para España.
Margaret
Powell, S.R.N, S.CM
Publicado por Mikel WEalker. 26 de junio 2008
Hospital de Dulwich, MARGARET POWELL, SOUTHWARK, COMITÉ
ESPAÑOL DE AYUDA MÉDICA
Circulo
Republicano del Alto Gallego
c/Valle de Tena, 18, 22600 Sabiñánigo, Huesca – España. circulorepublicanoaltogallego@live.com
Molino de Escartín.
En la planificación
prevista en la ofensiva de septiembre de 1937, se estableció la instalación de
un Hospital de Campaña en el Molino Escartín, respaldado por el servicio de
ambulancias de la 27 División.
El campamento se
empezó a instalar el día 22 de septiembre, iniciando su actividad al día
siguiente. El equipo médico estaba encabezado por el Dr. González Aguiló.
Como
equipo sanitario de apoyo, se encuentran enfermeras voluntarias brigadistas,
habitualmente británicas y australianas, con el interés de apoyar al régimen
constitucional republicano contra los fascistas, gran amenaza en ese momento.
El procedimiento
sanitario establecido consistía en la recogida de heridos en el frente
realizada por camilleros, que los llevaban a los puntos de recogida por medio
de ambulancias y/o camiones. Se entregaban en el hospital de campaña en donde
se hacían las primeras curas y establecía el cuadro clínico, se estabilizaban
los heridos más graves y se intervenía en la medida de los medios disponibles.
Los heridos leves se curaban y se devolvían al frente al cabo de unos días, los
más graves, una vez estabilizados se enviaban por medio de ambulancia al
Hospital de Boltaña, donde los medios eran más importantes, se procedía a su
tratamiento y en los casos que requerían de una cirugía más especializada,
desde este Hospital se enviaban al Hospital de Barbastro.
Desgraciadamente, no
todos los heridos graves conseguían superar las consecuencias de sus heridas, y
en el caso del Hospital de Campaña en el Molino Escartín eran enterrados en un
campo cercano al Molino, y una vez completado se utilizó otro campo al otro
lado del barranco. En total hay 74 tumbas más dos preparadas para recibir los
restos mortales de futuros fallecidos. Su composición es cuadriculada, con
tumbas de 2 metros de largo por un metro de ancho y una profundidad media de un
metro setenta centímetros. En origen estaban marcadas cada una de ellas con la
simbología de las creencias manifestadas, estando identificadas por la placa de
cada uno de los milicianos y soldados, por lo menos en su mayoría. Hay que
considerar que por este hospital pasaban todos los heridos recogidos, incluidos
los del ejército rebelde. Lamentablemente en el paso de casi ochenta años se
perdió la información existente en las tumbas.
Una vez caído el
Frente Norte, los rebeldes desplazaron tropas para repeler la ofensiva
republicana. La División 43 repelió la ofensiva, pero al caer el sitio de
Huesca, decidieron replegarse para lo cual empezaron a retroceder gradualmente.
Esto llevo a que el 8 de marzo de 1938 se desmantelo el Hospital de Campaña del
Molino Escartín.
Este fue el principio
de lo que luego se llamó la Bolsa de Bielsa.
De las enfermeras que
tenemos constancia que pasaron por allí fueron:
Mary
Lowson:
Australiana. Llego el
25/9/1937.
Miembro del Partido
Comunista Australiano.
Agnes Hodgson:
Australiana.
Llego el 25/9/1937.
Sin afiliación.
Se fue tras un enfrentamiento
con Mary.
Marcho el 8/10/1937
Margaret Powell:
Galesa. Llego el ¿?.
Vino por el Comité de
Ayuda Médica a España (SMAC).
Otras enfermeras relacionadas
con esta unidad:
Anne Murray Mary
Slater May Macfarlane
Patience Darton Susan Sutor
Recuperación
de la Memoria Histórica.
En contacto con la
Familia Escartín en el año 2011, propietarios del Molino, nos informan de la
existencia de un cementerio de soldados en campos de su propiedad, que su
abuelo preservo, no cultivando dichos campos y cuidando en la medida de sus
posibilidades el citado cementerio.
Tras varias
conversaciones, se llegó a un acuerdo con el Circulo Republicano del Alto
Gallego de cesión temporal de los citados campos y poder iniciar los trabajos
de investigación sobre el citado cementerio. Ayudados por el Circulo
Republicano de Huesca Manolín Abad, la Familia Escartín, voluntarios de Aineto
y de todos aquellos que consideraron oportuno ayudar a dichos trabajos.
Se
planteó la localización de las tumbas de las que había desaparecido todo
rastro, excepto por dos tumbas abiertas, casi colmatadas, por técnicas no
invasivas y visto lo difícil conseguir a un precio razonable el uso de un
georadar, se empezó la exploración por medio de la medición de la resistividad
eléctrica del terreno, Tomografía eléctrica, con un total de 1.851 mediciones
realizadas en tres años de trabajo, se utilizó un programa especializado para
la obtención de los cortes geológicos. En dichos cortes se apreciaron la
presencia de zanjas en el terreno, definiendo tumbas de dos metros de largo por
un metro de ancho, con una separación entre las tumbas de medio metro a lo
largo y un metro en lo ancho. En el campo 1 aparecieron un total de 22 tumbas y
52 tumbas en el campo 2, perfectamente alineadas en el campo 1 y un poco más
desalineadas en el campo 2 pero manteniendo la forma.
El cementerio se
adecento y se instalaron esculturas recordando su origen. Se marcaron todas las
tumbas localizadas a falta de marcarlas con los nombres de quienes están
enterrados allí.
En el caso de que no
fuese posible localizarlos, se preparara una estela con los datos de los
milicianos y soldados desaparecidos en el frente del Serrablo.
En este momento solo
sabemos que en su mayoría son de origen catalán, en mayor medida de la parte de
Terrassa, aunque hay gentes de muchos lugares de España, incluso puede haber
algunos milicianos del ejército rebelde. Dentro del frente se recogían los heridos
de Ibort, Orna, Arto, Latrás y puede que de Latre, aunque estos últimos podrían
ir directamente a Arguís. Las unidades implicadas fueron en un principio la 27
División, relevadas el siete de noviembre del 37 por la 211 brigada de
Carabineros, hasta febrero de 1938, bajo la 43 División, protagonista luego de
la Bolsa de Bielsa. 72 Brigada Mixta en su flanco Sur, 124 B.M. en Ibort, 123
B.M en Ipiés y la 122 B.M. en Orna, que en febrero de 1938 ocupara el espacio
dejado por la 211.
En el repliegue de la
43, comienza el día 26 abandonando las posiciones de Arto y Orna, el día 29 de
marzo se destruye el puente del Molino Escartín y el día 30 se destruye el
puente de Cañardo. El día 26 de marzo se le entrega el mando de la 43 al Mayor
Antonio Beltrán “El esquinazau”.
Allí quedo oculto el
cementerio, sin más noticia que entre los del lugar. En otros lugares el régimen
instaurado se dedicó a extraer todos aquellos restos que encontraron para
llevarlos a un lugar, a un monumento que lo único que recuerda es el
sojuzgamiento de un pueblo, de la derrota de un régimen constitucional, al
genocidio olvidado de una dictadura durante cuarenta años y olvido durante
cuarenta años más.
El cementerio que se
ha rehabilitado y adecentado no tiene otra misión que la de honrar a todos
aquellos que partieron a defender a un gobierno legítimo, constitucional,
republicano que representaba a todo un pueblo, que pretendía dar la oportunidad
de progreso en igualdad, libertad, fraternidad y solidaridad. El 9 de diciembre
se celebra un acto en recuerdo de todos ellos.
Salud y República.